
El emblemático monumento ubicado en la Avenida Peralta de San Salvador.
Fue en 1971 que el Reloj de Flores fue instalado en el sitio en donde actualmente se encuentra. El presidente Fidel Sánchez Hernández estaba en la presidencia cuando el monumento fue instalado para desplazar a una estatua del indio Atlacatl y a una fuente luminosa. El mecanismo del reloj fue exportado de Francia a un costo de 15 mil colones. Tras terminar la base, el reloj fue inaugurado oficialmente el 29 de abril de 1971 y la intención de colocarlo en ese sitio era que diera la bienvenida a los salvadoreños que venían de Oriente. Historiadores indican que durante el conflicto armado, entre 1979 y 1992, el Reloj de Flores poco a poco quedó en desuso y terminó destruido por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Los vagabundos lo tomaron como zona de descanso o para hacer sus necesidades fisiológicas. Tras pasar el conflicto armado, el entonces alcalde capitalino José Napoleón Duarte en 1982 inició las reparaciones del Reloj de Flores y el monumento volvió a dar la hora. El reloj no pudo contra el tiempo y el aparato colapsó nuevamente. Fue hasta 2002 que la maquinaria fue reparada y volvió a activarse gracias a las gestiones del entonces alcalde de San Salvador, Héctor Silva. Su reparación tuvo un costo de 5 mil dólares. Los años y la falta de mantenimiento volvieron a hacer que la maquinaria del reloj se dañara. Pasaron nueve años para que el entonces alcalde Norman Quijano ordenara repararlo y con 10 mil dólares la municipalidad emprendió el rescate del monumento. A parte de reparar su maquinaria, remozó los contornos del monumento y lo protegió con una valla metálica. Al salir de la comuna, el emblemático monumento cayó en desgracia nuevamente. Hoy está abandonado, sin agujas y se sigue siendo un refugio para vagabundos.
El icónico Reloj de Flores es conocido por los salvadoreños como uno de los monumentos más emblemáticos de la capital, San Salvador del distrito 6.